¿Cómo son las expresiones y lenguajes de las Violencias Basadas en Género en las organizaciones sociales?

23.07.2021
25 minutos

Por: 

Colectiva Divergente

Andrea Mateus Correa 

Paula Ferro Mancipe 

Karen Montenegro

‍Agradecimientos: 

A todas las mujeres que se atrevieron a contar su historia.

Escuela de Medios sin comillas 2020


Este es un ejercicio de comunicación como una acción política de apoyo y solidaridad con las víctimas de violencias basadas en género, visibilizando su versión, y nos unimos a la colectiva divergente en ese aspecto. Sabemos que no atiende a contrastación de fuentes, factores de hora y lugar ni a otros testigos porque no se pretendía revictimizar en ningún momento ni hacer vivir a estas mujeres otros perjuicios sumados a los ya acontecidos.

Un reportaje de la Colectiva Divergente en coproducción con sin comillas. Fue producido en el marco del proyecto Escuela de Medios sin comillas de La Otra Juventud, con el apoyo de Peaceworks Colombia y con recursos brindados por Forum CIV

Le invitamos a leer la primera parte Silencio, voces y resistencia: Violencias basadas en género en organizaciones sociales de Usme

Parte II


Si hiciéramos el ejercicio de preguntarle a nuestras amigas, vecinas, hermanas o madres si en algún momento de su vida han sido víctimas de violencias, podríamos evidenciar cómo al menos en una ocasión, muchas hemos vivido alguna experiencia que nos ha hecho sentir vulneradas o violentadas.

Lo hemos vivido en el escenario laboral, en lo público con la interacción corporal y simbólica con desconocidos, y en el espacio íntimo con familiares, amigos y pareja, con sus comentarios inapropiados, y los dolores físicos y emocionales que han quedado en nuestros cuerpos y memorias. Así, al realizar un recorrido de vida, la lista siempre puede ser más extensa de lo imaginado. 


Las Violencias Basadas en Género en las organizaciones, pueden compararse con los camaleones, se camuflan y se adaptan conforme a un contexto. En la vida organizativa, la adaptación está asociada a la modificación de los discursos de acuerdo a situaciones particulares, pero en la esencia y cotidianidades, las prácticas violentas se mantienen intactas. 


La complicidad y el silencio limitan y descolocan nuestras responsabilidades como actores políticos en la identificación y el reconocimiento de las violencias de las que somos víctimas, pasando por alto muchas señales enviadas desde nuestra intuición que tienen la intención de salvarnos a tiempo de un sinfín de experiencias dolorosas. 


No solamente en la teoría encontraremos las respuestas que buscamos, la fiel y cuidadosa lectura de nuestras realidades serán un buen camino. Siendo así, en este apartado encontrarán una recopilación de los diversos tipos de violencias que pueden surgir en contextos organizativos (aunque no se limita a estos), pistas para detectarlas y comprenderlas, ejemplos narrados en audio y texto de las mujeres que sustentan la existencia de estas manifestaciones de violencia, y un análisis de la dinámica misma de la violencia en organizaciones sociales mixtas de izquierda.


Según datos de Sisma Mujer y el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forences, en mayo de 2020, las mujeres y las niñas son el 51% de la población en Colombia y representan el 86 % de los casos de violencia sexual, más del 90 % de las personas que llamaron por hechos de violencia intrafamiliar a la línea 155 de atención a mujeres víctimas en el marco de medidas de Aislamiento Preventivo Obligatorio (Observatorio Colombiano de las Mujeres, 2020), y el 79 % de casos de violencia sexual en el contexto de violencia sociopolítica.


La tragedia hace parte de nuestra cotidianidad latinoamericana. Nos mal acostumbraron a ver, escuchar y aceptar sucesos catastróficos, inhumanos y perversos.  El mundo digital atiborrado de violencias y dolores convertidos en datos e información, desdibujan nuestra condición humana, minimiza nuestra tristeza y nos aleja de la empatía por las circunstancias de otras.

La normalización, banalización y minorización de las violencias, expresa una evidente falta de empatía generalizada, Nani Barrantes.


¿Cómo  entender la violencia? La violencia no es un fin en sí misma, es el instrumento que utiliza quien agrede para mantener el dominio e imponer sus formas de entender y legitimar la realidad. Es una respuesta ante el posible peligro de perder el poder y control sobre su entorno, incluye territorios, culturas, y cuerpos. Se manifiesta, como ya lo veremos más adelante, con acciones físicas, psicológicas, políticas, económicas, sexuales, entre otras. 


Ahora, ¿qué busca la violencia en contra de las mujeres? Tiene un interés ejemplarizante, la violencia manda un mensaje claro para todas las mujeres: es una amenaza que advierte las consecuencias y afectaciones que pueden sufrir si transgreden su lugar de subordinación (13); es una manera de recordarle su lugar en la sociedad, los castigos por ir en contra de su rol asignado (14), su rol como mujer.


Enlace

Ponerle nombre, lenguaje y forma a todo aquello que nos hace daño, es el primer paso para poder comprenderlo y desnaturalizarlo.

Este tipo de agresiones se caracterizan por ser silenciosas y poco perceptibles para las víctimas, dañan y perjudican la autodeterminación, desarrollo personal y salud mental de las mujeres (14). El cuerpo, en algunos casos, puede manifestar señales de la misma, a través de estados depresivos, ansiedad, aislamiento, entre otros, cada experiencia es distinta.

Existen diversas expresiones de esta violencia, por ejemplo:


Directa

Testimonio de Isabela:

Yo sentí que en un momento le di tanto poder sobre mi vida, que cualquier decisión que debía tomar, tenía que pasar por él, cualquier cosa. (...) Recuerdo una vez que nos vimos para algo de la dirección, cuando yo estaba asumiendo el cargo, y yo sentía angustia porque creía que no estaba haciendo las cosas bien. Como que yo no era suficiente, ni capaz para estar ahí y poder asumir un espacio como ese. Me sentía muy muy mal. Y Cxxxxx Bxxxxxxx Vxxxxxxx solo me juzgaba, y aunque pedí en un momento su ayuda, él solo me decía: es que yo te dije, tú todavía no tenías la formación para asumir ese tipo de espacios. 

Le había dado tanto poder sobre mi vida, que cualquier decisión que debía tomar, tenía que pasar por él.  Siempre terminaba influyendo en mis decisiones personales, en mis relaciones de pareja, en la manera como veía a algunas chicas de otros procesos, o algunas mujeres cercanas a mí. Cxxxxx Bxxxxxxx Vxxxxxxx me coartaba de tal forma que nunca me dejaba ser.  Eso creó en mí pensamientos recurrentes como: nunca puedo, no puedo, no puedo, no puedo… es un problema de autoestima bien complejo. Soy tan mala y tan inferior que pues no puedo asumir un espacio de estos. Y siento que él se encargaba de reforzarlo todo el tiempo.

Disfrazaba su actuar violento con una máscara de paternalismo, que solo buscaba legitimar sus acciones, manipulando mi mente para que yo creyera que me estaba cuidando.  (...) Se mostró como si fuera mi papá protector. Yo leía todas las acciones que él hacía como alguien que quería cuidarme de cosas que no debía hacer, de manes paila, etc. En esos momentos yo siempre lo vi como un papá. 


Según la abogada María Camila Correa Flórez, este tipo de violencia es silenciosa, no deja evidencia física,  pero destruye lenta y progresivamente la autoestima, seguridad, estabilidad emocional y mental de las mujeres. Hace que ponga en duda sus propias habilidades y conocimientos, genera una percepción errada de sí misma y de sus capacidades (14).


Indirecta

Testimonio de Katherine:  


Yo no estaba asimilando realmente lo que pasaba y lo que pasó, pero después de hablar con mi pareja  y hablar con la gente del colectivo empecé a sentirme muy mal. Yo me bañaba y me sentía sucia, sentía que alguien había tomado mi cuerpo sin permiso, y alguien en quien confiaba mucho, no puedo describir las emociones y pensamientos que tenía en ese momento, en pocas palabras me sentía muy mal, me sentía muy mal. (...) siento que de alguna forma las personas del colectivo  no estuvieron para mí, pero yo tampoco les di una posibilidad de que lo hicieran. Realmente, el no querer saber nada era porque yo tenía miedo.

Sentía un pavor y un temor enorme, solo de pensar que alguien me hubiera abusado o violentado sexualmente, y más alguien de confianza como él.  Yo quería ver las cosas color rosa, quería pensar que fue algo que quisimos los dos, que todo estaba bien; por eso creo que intenté, o pensé que podía sentir algo por él… el miedo inconscientemente me hacía querer pensar que era mejor creer que él me gustaba a que él me había abusado sexualmente. No puedo describir lo doloroso que pude llegar a ser sentir y pensar estas cosas. 

Cuando intenté perdonarlo, sinceramente no era que yo quisiera perdonarlo a él, la razón real era que yo no quería recordar más ese día, quería que todo fuera normal, porque el colectivo es mi familia y yo quería que fuera normal, el ambiente era tensionante, y yo no quería eso;  también me sentía culpable de que el ambiente fuera así, y sentía que yo estaba exagerando. 

Lo único que quería era olvidar todo. Entonces intenté llevarme bien con Cxxxxx Qxxxxxxx Mxxx. Pero esto lo único que permitió era que cada vez que yo me embriagaba él me buscaba. Una de esas veces, ¡es que me da mucha rabia cuando lo recuerdo!, me dijo que él no se arrepentía de lo que había pasado, porque él había estado enamorado de mí. 

Él no se arrepentía de lo que había pasado esa noche. Justificó su abuso sexual con frases falsas y vacías como: estaba enamorado de ti.  Él no se arrepiente, él no ve esto como un abuso sexual, como un intento de violación. Y no se da cuenta que  ese día siempre va a quedar marcado en mí. Ahora siempre que hablan de campamento o cosas así, me acuerdo de ese día y me da terror.

Entonces digo: ¡NO estamos exagerando! lo que sentimos, y lo que ha pasado no es una exageración.

La manifestación indirecta de este tipo de violencia hace referencia a las secuelas o consecuencias en la salud mental que pueden darse  a raíz de un evento violento (de tipo físico, sexual, económico, político, etc.), por ejemplo: miedo o ansiedad por estar en ciertos escenarios, una sensación constante de inseguridad (corporal, intelectual, emocional, etc.), desconfianza en el sexo opuesto, conflictos emocionales, entre muchas otras. 


Gaslighting

Testimonio de Lorena: 

Me sentí culpable y sucia durante mucho tiempo. Quién me mandaba confiar en una persona que supuestamente era mi amigo y que, además, tenía pareja. Adicionalmente, creo que es muy bueno usando las palabras. Da tristeza que una persona con tanto carisma se preste para hacer daño. Si él quisiera usar el don de la palabra y su habilidad para convencer, seguramente tendríamos a un gran luchador. Pero no.

A mí juicio él (Cxxxxx Bxxxxxxx Vxxxxxxx.) usa ese gran poder también para manipular. Yo no sé él qué ha dicho de mí, pero siempre he sentido que mucha gente me tiene en mal concepto gracias a él. Recuerdo que su pareja me miraba muy mal y hasta se mostraba incómoda en mi presencia. A mí la verdad me tiene sin cuidado qué dijo -por mi forma de ser ya he tenido problemas con muchos manes y pues ya no me afecta-, pero en esa época sí. 

Pensaba que algo en mí estaba mal y que yo estaba loca. Recuerdo que una vez hablé con otra chica y ella me dijo, sin que yo le mencionara el tema, oye, es que Pepito me hace sentir como si yo estuviera loca. Es muy prepotente, ya no sé qué hacer. Recuerdo que solo atiné a decirle como: Te entiendo perfectamente, él tiene esa habilidad. Luego, como un año después, cuando estaba más involucrada con esa organización, me volví a cruzar con otra chica que me comentó lo mismo: estaba completamente desgastada mentalmente por la habilidad que Pepito tenía para sacarla de sí misma e invalidarla políticamente. 

Sé que usó esas capacidades para hacer roscas en la organización -y la verdad no me extraña-, porque conozco a muchos manes como Pepito en muchos otros ámbitos. Luego, unos años después, me vine a enterar que ese tipo de violencia psicológica le dicen: "Luz de gas" (Gaslighting). A Pepito se le da acosar sexualmente, abusar y maltratar psicológicamente.


Este tipo de violencia se caracteriza porque el agresor logra que la víctima se sienta como la única responsable de los hechos violentos, y se nombre como una loca, histérica, irracional o resentida


De hecho, el término se deriva de la película Gaslight, en la que un hombre manipula a su esposa para hacerla creer que está loca y así robarle su fortuna.  El agresor niega sus actos y culpa a la víctima: yo no hice eso, estás exagerando, las cosas no pasaron de la forma como lo sientes o piensas, eso nunca pasó, eres una dramática, eres muy sensible, fue un chiste solamente, no le creas a tu amiga/o de seguro miente (15)



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Violencia Física 

Testimonio de Daniela: 


Los sucesos de ese día iniciaron con la incomodidad que me causaba tener que soportarlo borracho, ya que esto normalmente implicaba el olor a trago, la brusquedad y la ansiedad. El día de la agresión, cuando nos encontramos a la salida de la universidad para devolvernos juntos a nuestras respectivas casas, él estaba ebrio, tan pronto nos vimos me intento dar un beso, pero yo no quería, entonces me hizo mucha fuerza para obligarme le dije que ¡no, quieto!

Mientras continuamos en la universidad me sentía incómoda y quería irme pronto, así que nos fuimos rápido, cuando estábamos en la estación, él estaba pendiente de otro amigo, yo estaba cansada entonces le manifesté que prefería irme sola, no quería aguantar esa situación que me indisponía. Le dije que me molestaba que estuviera otra vez borracho, que se fuera y hablamos mañana que yo ya no me quería ir con él.

Él quiso retenerme agarrándome de la maleta, eso no me gustó y le dije que me soltara, que se fuera y que otro día hablábamos. Él no lo hizo, me agarraba y no me dejaba mover, me sentí frustrada y empecé a llorar con rabia. Cuando pasó el Transmilenio, me solté y me subí, él subió detrás mío y se ubicó a mi lado, de pie, me obligaba a escucharlo, me empujaba, me molestaba, me reprochaba por no aguantarle su borrachera, me fastidiaba. Cuando se pudo sentar a mi lado, me acorraló contra la ventana y empezó a chuzarme con la mano muy duro en la cintura, fuerte y todo el tiempo, le dije que me dolía, pero igual no paró de hacerlo. Me parecía horrible la forma como me estaba tratando.

Llegamos al portal de Usme, él sabía que yo quería ir sola hasta mi casa, así que para retenerme agarró mi maleta, salí del articulado, quería alejarme de él. Fui hacia la parada del alimentador, él me siguió, cuando me alcanzó me agarró del brazo, me dijo, “perra, loca, estúpida”, llegó el alimentador, se subió detrás mío y se volvió a sentar a mi lado, volvió a chuzarme. Yo solo quería llegar a mi casa, me sentía perseguida y acorralada. Le dije que no me chuzara, que me dolía y que él me estaba dando miedo. 

Cuando tenía que bajarme del alimentador, casi no me deja, pero lo logré y él me siguió de nuevo, le dije, que me diera la maleta y me dejara ir, pero me agarró, no me dejaba ir, ni avanzar, me obliga a oírlo. Luego me pegó en la frente con su mano y después me dirigió hacia una pared, en donde me empujo contra la misma, me agarró de la chaqueta, me zarandeó y golpeó varias veces muy fuerte contra esta. Yo me sentí vulnerable, él me decía: llore, llore y pégueme, pégueme, reaccione, haga algo. Fue terrible.

Pasó una persona, le dije que por favor me ayudara, que él me estaba agrediendo y que no me devolvía mi maleta, la persona hizo que me la devolviera, pero volví a quedar sola con él, así que huí. Wxxxxxx Gxxxxxxx Sxxxxxx Hxxxxxx me alcanzó de nuevo, me empujó contra un carro, me agarró del brazo y me hizo una llave muy fuerte e intentó morderme, yo ahí grité, pedí ayuda y cuando logré que me soltara, porque alguien volvió a intervenir por mis gritos, cogí mi maleta y salí corriendo, él me alcanzó de nuevo, me sentía violentada y perseguida, tiré la maleta y corrí como nunca para llegar hasta mi casa, que estaba cerca. Golpeé la puerta, me abrieron y le dije a mi padre y hermana lo que estaba ocurriendo, que él me venía persiguiendo, empujando y golpeando contra la pared, que me tocó pedir ayuda a dos personas en la calle.

Ellos estaban conmocionados, yo estaba muy mal, no paraba de llorar, no podía respirar, ellos se ocuparon de mí, me calmaron, me escucharon, dijeron que había que denunciar. Él llegó hasta la casa y pidió verme de nuevo, a pesar de todo, mi familia le exigió que se fuera.

De todo lo ocurrido mi familia es testigo, y aquellas dos personas que intervinieron en la calle cuando pedí ayuda. 

Como es posible reconocer en el testimonio, la violencia física tiene claras manifestaciones en el cuerpo. Puede darse a través de cualquier acto que genere daño corporal (como golpes, empujones, estrangulaciones) El agresor la ejecuta con objetos, armas o con cualquier parte del cuerpo (14). La privación forzada del sueño y alimentos también se consideran manifestaciones de violencia física (14). 


Testimonio de Natalia:  

Una noche decidí ir a tomar unas cervezas con unos compañeros de la universidad. Mi compañero sentimental se enteró y decidió ir a recogerme, cuando le conté donde estaba me dijo: yo lo sé, pues llevaba más de media hora en el mismo sitio donde yo estaba, observando mis interacciones. En ese momento no me pareció tan grave, pues no era la primera vez que se hacía a una distancia o se escondía para que yo no notara su presencia, no sé qué esperaba ver, pero este era un comportamiento reiterativo en nuestra relación. 

Cuando nos encontramos me propuso que fuéramos a otro lugar, uno donde estaban sus amigos, así que yo acepté y fuimos. Luego de un rato yo me pasé de tragos (por lo que por mucho tiempo pensé que merecía lo que pasó luego), ya no recuerdo qué hora era (supongo menos de las 3 de la mañana porque aún estábamos en el lugar)… Él recibió una llamada y tuvimos que salir corriendo, realmente más él que yo, pero me sacó del lugar y me subió en un taxi, yo le gritaba que no quería ir, que quería seguir bailando (al fin y al cabo, él había escogido el plan); pero de un momento a otro empezó a golpearme, me reventó la boca y me gritaba que me callara.

El taxi paró, yo me bajé y salí corriendo; él me alcanzó y me subió en otro taxi y nos fuimos juntos. Yo no pude ir a mi casa por varios días porque el golpe se veía y sentía vergüenza.  Cuando me encontré con algunas personas lo que dije fue que me había caído. Días después le terminé, él me pidió que no lo dejara que todo había sido porque tenía problemas con el alcohol, que lo volvía violento, pero que me amaba, yo no fui capaz de dejarlo. 

La Pedagogía de la Crueldad es el principio central de la normalización y banalización del sufrimiento que pueda surgir como resultado de actos violentos repetitivos, en contra de los cuerpos de las mujeres, o de todo aquello que ha sido feminizado (13).


En otras palabras, que manifestaciones de violencia física, tengan mayor aceptación en la opinión pública general. Como es tan recurrente en las relaciones sociales, el nivel de tolerancia cultural es alto, aunque no se compara con  el nivel que existe en violencias como la sexual (fue su culpa por aceptar ir a su casa, fue su culpa por usar esa ropa, fue su culpa por no haber dicho NO), psicológica (Ella nunca dijo nada) o económica (los trabajos mejor pagos son para ciertos hombres). Así  no se diga de manera explícita, las personas son mucho más permisivas a la hora de hablar de violencias. 

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Violencia Sexual


Acceso Carnal Violento o Violación


Testimonio de Vanesa: 

Nunca he comentado esto porque sentía tanta vergüenza… y es que ya lo he trabajado por tanto tiempo… ¡fue tan difícil! Antes de poder contarlo pensaba: no quiero imaginarme cómo sería afrontar esta historia con la sociedad, por mucho tiempo tuve miedo del impacto que esto me pudiera traer (...) Las cosas con mi pareja de momento no iban bien, todo era un caos, porque ambos nos habíamos hecho mucho daño. Involucramos a terceros, y como consecuencia, nuestra relación se había quebrado. Pasaba un momento personal muy difícil, lo que había ocurrido tuvo como consecuencia una serie de dificultades graves en otros escenarios. Me sentía muy herida y con mucha rabia. Era como dije, un caos. En medio de todo ese panorama, Cxxxxx Bxxxxxxx Vxxxxxxx siempre aparecía diciéndome: Soy tu amigo, no va a pasar nada, lo que tú quieras hacer aquí estoy.

Se suponía que éramos amigos. Yo pensaba: claro, es mi amigo, le tengo confianza, etc., etc., y un día le dije: hagámoslo…  Tomar esta decisión me llevó mucho tiempo, ¡mucho tiempo! Pero pasó. 

La verdad en ningún momento me sentí bien… Fue… fue como qué es esta mierda… Les juro que yo me sentía como en modo avión, como en modo crucero… fue uno de esos momentos donde tú te sales de tu cuerpo y te ves quieta. Te desdoblas y solo ves que el man termina y ya… ves que simplemente fue al grano. Él quería saciarse sexualmente y ya. Esto cambió por completo mi perspectiva de él. Después pensaba: ¡qué mierda, qué acabé de hacer! Pasaron varios días y yo intenté desconectarme lo más posible de él. No quería verlo, no quería verme… No quería ver a mi pareja... ¡Era terrible, terrible! y no le podía contar a nadie. Yo no me reconocía. 

***

Tiempo después yo vengo a leer una denuncia y veo cómo está relatada, y pienso: ¡mierda! ¿qué es esto? Si... durante todos estos años jamás asumí eso como una violencia... ¡jamás! Cuando vi la denuncia estaba trabajando, y apenas empiezo a leer, quise vomitar, me empezaron a temblar las manos, se me aguó el ojo, no me salían las palabras, la gente me hablaba y yo hacía todo como mecánico. Ahí me tocó entrar al baño y casi intentar vomitar. Yo no lo podía creer... Pensaba una y otra vez: ¡¿qué es esta mierda?!

Cuando le comente esto a mi pareja, obviamente con la dignidad rota, él me dijo: ¿tú te sientes como la chica? Porque tú siempre me has dado el discurso desde tu responsabilidad, yo siento que cuando tú me cuentas las cosas, tú siempre eras consciente de las cosas. Yo le dije: yo siempre me vi como la responsable, yo lo asumí todo; asumí haberla cagado en mi relación, asumí haberla cagado con la pareja de él, haberme prestado para silenciar muchas cosas. Porque esta experiencia siempre me generó mucha vergüenza, siempre pensaba: fui una irresponsable.

He hecho muchas cosas con mi pareja para poder repararnos, para reparame, y saber que él hacía esto con otras chicas y en distintas temporalidades, pues es complicado... después nos enteraríamos que habían más chicas que también vivieron estas mismas violencias en manos de este man...

Antes de ese momento, jamás había visto esto como una violación… nunca.  Yo siempre vi que fue mi culpa, fueron malas decisiones, que evidentemente generaron un mierdero tremendo con mi pareja, el cual después nos tocó solucionar;  porque fuimos solo los dos. Nadie se metió. No hubo amigos, familia, nada. Porque nadie sabía… nadie, solo mi pareja  y yo.  


Las palabras de Vanesa permiten ver cómo en un acto de acceso carnal violento no solo se usan métodos de coerción violenta como la fuerza física, sino también de manipulación psicológica, chantajes emocionales-económicos, los engaños, la pérdida de la conciencia,  el aprovechar un estado de vulnerabilidad emocional y psicológica, la negación absoluta del deseo de la mujer y del consentimiento que el cuerpo expresa (no basta decir que sí para que exista un consentimiento libre y real).



Testimonio de Helena: 

Habíamos planeado un encuentro para construir un cronograma de tareas y actividades, y posterior a eso, poder relajarnos y compartir un espacio de amigos/as, de camaradería (...) empezó la fiesta. Mandaron traer más trago, ellos/as con su aguardiente y yo con mi cerveza, tuve que aceptar casi que obligada, porque yo no quería tomar, pero ven a alguien que no está tomando y no pueden soportarlo, la presión social se vuelve compleja muchas veces. Recuerdo que yo estaba bailando con uno de los tipos del grupo, normal, aclaro que no sentía atracción por él y nunca había pasado por mi mente tener algo con él, era un compañero y a mí me gusta bailar, punto. Después de eso… nada, mi mente se borró por completo.

Al siguiente día desperté, abrí los ojos y era aún de madrugada, estaba desnuda de la cintura para abajo, con una sábana encima, y ese tipo estaba a mi lado. Yo no recordaba nada  aunque lo intenté muchas veces. Aún no lo recuerdo.

Después de ese suceso, intenté averiguar con algunas personas, las de mayor confianza que estuvieron esa noche, qué había pasado (...) una compañera me dijo que yo estaba bailando con este tipo y vio como él me pasaba sorbos de aguardiente en la boca; entonces entendí por qué la laguna, y era frustrante porque yo había sido muy clara diciendo que ese trago me hacía daño, y me generaba ese tipo de cosas. Pero después de eso, dejé el tema hasta ahí.

***

Mucho tiempo después (años, tal vez), me senté a hablar con otra compañera que era un poco más cercana a mí y que para ese entonces había decidido irse de la Plataforma, ella decía: ahí hay alguna gente muy paila. Yo siempre me pregunté porqué decía eso, y cuando hablamos ella me nombró algunas cosas, y finalizó diciendo: nada más vea lo que hicieron a usted. (...) Quedé pasmada con todo lo que me dijo, no sé qué me hacía sentir peor, si enterarme que él se aprovechó y tuvo sexo conmigo (él cree que tuvo sexo, yo creo que me violó), o si saber que hubo personas que consideraba de mi familia que vieron lo que pasó y no hicieron nada. Yo le dije a mi compañera ¡Qué putas! entonces el man llegó y me violó así fácil, y ya.

Porque claro, el tipo estaría pensando como: nos dimos besos (en los que me dio aguardiente, ¿recuerdan?), ya tengo derecho a hacer lo que quiera, porque si usted me quiso dar besos seguramente quiere tener sexo, porque es así, una cosa lleva a la otra...

Una relación obviamente sin consentimiento, sin deseo, sin protección, o sea no… todo mal. Después de que ella me contó le dije: ¡cómo se le ocurrió dejarme ahí! ¡Si yo estaba sola y usted lo vio! ¡Porque no hizo algo!

Con esta versión de la historia me siento más identificada que con las otras que tenía, porque cuando  yo me siento muy tomada, me quedo dormida en cualquier lugar,  por mi seguridad me voy a dormir. Pero ya ven lo que pasó. 

Poner  hechos de violencia sexual solo en palabras de consentimiento hace que frases como: ella nunca dijo la palabra NO entonces quería, el que calla otorga, ella nunca se defendió, el que come callado come dos veces, es normal  es su pareja, el hombre propone y la mujer dispone,  entre muchas otras, justifiquen todas las violaciones. 


Actos Sexuales Abusivos 

Se caracterizan porque no hay un acceso carnal violento, pero sí hay tocamientos.

Testimonio de Katherine:

Con el colectivo Hecho en Usme y practicantes de la Biblioteca, decidimos hacer un día de campamento. Fue un día de tragos, locuras y muchas cosas. (...) En ese momento yo me encontraba peleando con mi pareja, estaba mal, y necesitaba de alguna manera un refugio. Ese día recuerdo que yo le dije a un compañero y a Cxxxxx Axxxxx Qxxxxxxx Mxxx que no me dejaran sola, que yo quería dormir con ellos, estaba muy borracha, y sentía que ellos me podían cuidar. Les tenía mucha confianza, yo los veía como mis hermanos, amo a la gente del colectivo y para mí son como una familia. 

(...) Entonces nos acostamos y Cxxxxx Qxxxxxxx Mxxx me empezó a manosear, me tocó los senos, me tocó el abdomen, me tocó la vagina… me toco toda. Yo en ese momento no tenía fuerza, es decir, mi cuerpo no reaccionaba, yo no quería, pero no tenía fuerza para decirle que NO.  me dejé, y él siguió y siguió. Yo estaba muy borracha y sinceramente no sé hasta qué punto llegó. Hubo un momento en el que de repente pude reaccionar y le pegué una cachetada.

Entonces claro, el como que se detuvo, pero lo hizo porque el resto de compañeros lo empezaron a llamar pues necesitaban que fuera ayudar a contener a un man, que estaba todo loco (...) después de que Cxxxxx Qxxxxxxx se fuera termine dormida. Unos días después hable con uno de los compañeros que habían estado ahí, y él me dijo que Cxxxxx Qxxxxxxx no estaba borracho, me dijo que él fue uno de los pocos que no se había emborrachado, ni embriagado, ni nada. Eso para mí fue como un baldado de agua fría…

***

¡Él estaba en su sano juicio, y yo estaba borracha! él era mi amigo, era como mi hermano, llevábamos una relación de 5 años en la que yo confiaba plenamente en él, y sentía que podía dormir con ellos y no pasaría nada, yo le tenía y  sentía mucha confianza. 

Antes de ese día, ¡yo jamás le di motivos para que él pensara que él podía hacer algo así conmigo!, lo que haya pasado antes de ese campamento, no tiene nada que ver con lo que pasó… él se tomó atribuciones que no debía, me manoseó, y quién sabe qué más hizo, hasta donde llegó y  qué más podría haber hecho.

No quiero estar más en silencio, por mí,  por mis compañeras y por las chicas que seguramente se van a encontrar con Cxxxxx Axxxxx Qxxxxxxx  Mxxx  en su vida.

El testimonio de Katherine permite, no solo comprender la dinamica de los actos sexuales abusivos, sino también evidenciar la delgada linea que puede llegar a transgredirse rumbo a un acceso carnal violento.

La sociedad ha construido estándares que determinan qué partes específicas del cuerpo son sexualizadas y cuáles no. Y bajo esa premisa, edifica una serie de comportamientos que legitiman diversas formas de violencia, negando el hecho de que la sexualidad atraviesa cada una de las dimensiones del ser humano. Para las mujeres se ha estandarizado que solo los senos, la cola y la vulva se constituyen como partes sexualizadas del cuerpo, y por lo tanto, si te tocan una parte diferente no es violencia. Pero esto es falso.

Acoso sexual

Testimonio de Teresa:

Yo tenía 14 años y recién llegaba a la organización. Empecé a conocer muchas cosas nuevas para mí, y seguramente por mi edad, mis principales emociones eran curiosidad y sorpresa. En ese momento conocí a alguien que tenía entre 25 o 26 años, tenía una pareja que también hacía parte de la organización. Él siempre estaba muy pendiente de mí o por lo menos, esa era mi impresión, y luego una amiga me dijo: yo creo que tú le gustas a este muchacho y su pareja se siente muy celosa por ti. En realidad, en medio de una infantil idea del amor, eso me generó varias cosas.

***

Cuando desperté en esa casa había un gran escándalo, al parecer corría el rumor que yo me había sentado en sus piernas, lo que, por supuesto no es verdad, no tendría vergüenza al confesarlo luego de tantos años. Del lugar me sacaron mis amigos y me contaron que todo eso había sido por mí. 

Insisto, eso generó más intriga en mí. Posterior a eso, se realizó un viaje y allí nos besamos por primera vez. En mi visión infantil, pensaba que estaba muy enamorado de mí e íbamos a ser novios. Luego salimos quizás dos veces. En una de ellas, recuerdo que nos besamos en la puerta de mi casa y él empezó a meterme las manos debajo de la camisa, supongo que con la intención de quedarse. Luego de eso, me dejó de hablar porque volvió con su pareja, y hasta el momento la mala fama fue para mí, la niña de 14 años que ingresaba a un proceso organizativo y no sobre las prácticas depredadoras de un hombre que coordina el proceso, es decir, con un poder importante en la organización, y  que le hacía daño a su compañera por medio de engaños y mentiras. Luego, nuestros compañeros empezaron a hacer referencias hacía mí como si yo fuera la culpable de que eso ocurriera, y algunos hacían insinuaciones y me asignaban el lugar de la fácil a mis 14 años.

Este también es el momento para ofrecerle disculpas a ella, con o sin intención la lastimé, y ahora que lo entiendo, lo lamento demasiado.

En el acoso sexual, el agresor se vale de su poder y relación de jerarquía (autoridad, sexo, edad, género, posición laboral o económica, liderazgo social) para limitar la voluntad de la víctima y ejercer violencia. Genera miedo, intimidación e incomodidad a través de sanciones sociales.


No debe entenderse como coqueteo o halago, aunque suele camuflarse como tal, sino como una forma violenta de ejercer poder. Según Nani Barrantes, magíster en Estudios de Género, los sentimientos de admiración y estima, que convenientemente manipulados, pueden llegar al engaño, generar conductas de sumisión e influir en las actitudes y la personalidad de un ser humano que está en formación.


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Violencia Patrimonial o Económica


Testimonio de Isabela: 

Muchas veces Cxxxxx Bxxxxxxx Vxxxxxxx ejerció violencia económica sobre mí.  Por ejemplo,  no tienes trabajo, y él ofrece su ayuda y te lo consigue.  Porque tiene muchos contactos gracias al trabajo que hacen las otras personas de la organización y otros espacios, donde  muchas ocasiones busca atribuirse todo el crédito de lo que salga de esos escenarios, y también claro, pisotear a otras personas. Por supuesto que esa ayuda no es gratis, porque busca cualquier pretexto para hacerte sentir que estás amarrada a él. Y estoy segura que esto lo hace no solo con muchas otras mujeres, sino también con algunos hombres.

Recuerdo un trabajo que tuve hace poco en el que Cxxxxx Bxxxxxxx Vxxxxxxx desafortunadamente era uno de mis evaluadores. Yo estaba en la tónica de no querer verlo, hablarle, ni saber absolutamente nada de él, pero tuve que verlo porque teníamos una reunión de seguimiento. Por fortuna llegó una hora tarde, entonces no  pudo decir nada de mi trabajo, ya se había expuesto. Pero tan pronto terminó la reunión me dijo que nos fuéramos a tomar una pola, y mi respuesta siempre fue que NO. Me fui a recoger mi maleta y él se fue detrás mío, me cogió y prácticamente me encerró, me dijo: debes agradecerme, porque tú tienes este trabajo gracias a mí. 


De acuerdo con la abogada María Camila Correa Flórez, la violencia económica puede manifestarse en: 


  • Atribuir cargas económicas extra a la mujer, que puedan generarle pérdida, retención, destrucción, apoderamiento de bienes, valores etc., que estén destinados a satisfacer sus necesidades de subsistencia. 


  • Manipular el dinero y la titularidad de todos los bienes.


  • Controlar y disminuir su capacidad y libertad económica.


  • Utilizar su poder económico para controlar las decisiones y proyecto de vida de su pareja.


Testimonio de Violencia Ilustrada,

En el mismo año en el que terminamos la relación, me pidió dinero prestado para pagar su maestría, curiosamente, en escritura creativa, pero contrario a lo que él hizo con mis estudios, lo apoyé y motivé, así que le presté cinco millones de pesos para que pagara la matrícula del primer semestre. También sé que después le pidió prestado a otras personas para seguir estudiando y que aún les debe a todos y se ha enemistado con ellos.  Según me he enterado, dice, que no me ha pagado porque ese es el precio que le debo a él por “haberme formado y transmitido sus conocimientos”.

También habla de mí como una traidora y ha vetado mi nombre en el escenario colectivo. Cuando terminamos la relación canceló mis cuentas y acceso a las redes del grupo y me excluyó de todos los proyectos. Actualmente, él sigue ejecutando los recursos para la revista bajo las mismas dinámicas. En diferentes ocasiones me he comunicado para llegar a un acuerdo de pago pero nunca ha contestado. En otros escenarios locales y proyectos culturales en los que participo me obliga a retirarme porque genera presión para que lo haga y en todos los contratos laborales que coincidíamos él sigue mientras que a mí me retiraron. Escribe mensajes de facebook en los que demerita mi trayectoria profesional, dice que soy una aparecida, que no sé nada, que quiero apropiarme de sus espacios y se victimiza. Su actitud me parece prepotente, tóxica e inadecuada, no sólo conmigo sino con las personas de la esfera más cercana, colegas y compañeros. Es un comportamiento sistemático y orgánico, es grosero, despectivo, agresivo y manipulador. 

Es importante reconocer que las violencias se justifican y reproducen en tanto hacen parte de una estructura sistemática muy poderosa, que se materializa en prácticas culturales y tienen lugar en todos los ámbitos y dimensiones de la vida.

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Violencia Política y Simbólica 


Testimonio de Isabela: 

Siento que en la organización viví violencias muy fuertes; ahí fue como el ¡bum!  Porque las dinámicas de todos hacían que se presentaran y silenciaran muchas cosas. Para mí fue muy doloroso reconocerme, así fuera de manera indirecta, en las palabras de la denuncia que salió hace unos meses señalando a Cxxxxx Bxxxxxxx Vxxxxxxx. Es demasiado doloroso.

Cualquier lugar al que miro, él siempre estaba ahí, coartando mis decisiones políticas, personales y de todo (…) él justificaba todo desde las directrices políticas,  conocimiento y experiencia que él tenía en/de la organización, y yo le creía. Aceptaba porque pensaba que así funcionaba la política. Y muchas veces ni siquiera eran las directrices que tenía la organización, sino que era él manipulando todo para su propio beneficio, para alimentar sus pretextos egocéntricos y no asumir ninguna responsabilidad. Lo político es personal, y él utilizaba la legitimidad que tenía en la organización  muchas veces para hacer e imponer lo que él quería  de la forma como quisiera y en el momento que quisiera. 

Siempre tuve dificultades con Cxxxxx Bxxxxxxx Vxxxxxxx, porque nunca me soltaba; es decir, yo sabía que en la organización se daban relaciones sexo afectivas entre las personas, pero yo no podía hacerlo solo porque en algún momento sostuve una relación con Cxxxxx Bxxxxxxx (…) Él siempre  me  perfilaba, y quería que tuviera cuento solo con la persona que él elegía. 

Él se acercaba a mí con la única intención de poder sacarme información, saber qué  estaban haciendo las chicas del proceso de género ¿por qué?, porque si nos estábamos pensando algo, Cxxxxx Bxxxxxxx sabía de ante mano y lo estropeaba. Eso me trajo muchas dificultades con todas. Porque esto ya no era una cosa de la organización, en la que necesitáramos conspirar entre todos, no, era un asunto de odio; odio que Cxxxxx sentía hacia el proceso de género de las chicas. Entonces todo lo que hacían era malo, decía: ay es que esas viejas solo estudian y no hacen nada, no tienen trabajo de base. 

Siento que la estrategia que utiliza no solo Cxxxxx Bxxxxxxx, sino el patriarcado en general,  es dividirnos. 

Cxxxxx Bxxxxxxx hacía que las mujeres nos distanciáramos y que nos viéramos como enemigas. Y eso lo hizo con muchas otras mujeres de la organización. Porque él intentaba tenerme aislada, buscaba que peleara con muchas mujeres, para que mi único refugio fueran ellos. Disfrazaba su actuar violento con una máscara de paternalismo, que solo buscaba legitimar sus acciones, manipulando mi mente para que yo creyera que me estaba cuidando.

***

Wxxxxxx Gxxxxxxx Sxxxxxx  Hxxxxxx  y yo no nos llevamos bien, como les dije desde el principio, no nos entendíamos para nada, las cosas eran muy complejas y él me trataba como si fuera una bruta que no sabía hacer nada… claramente yo no me iba dejar ofender de él. Siempre terminábamos peleando y  chocando de todas las formas posibles, tanto que en un momento casi nos damos golpes físicos.

Pero todo empeoró  después que me invitara a salir, y yo le dije que no quería. Y por el simple hecho de decirle: NO, no quiero, entonces ya era una perra, una puta, y se encargó de decírselo a todo el mundo. Eso terminaba poniendo en tela de juicio mi trabajo.

A los hombres de la plataforma no les interesa en lo absoluto los temas de género, y creo que eso se demuestra con lo que ocurrió después de que saliera de la denuncia. A Cxxxxx Bxxxxxxx lo único que le interesaba era salir bien librado, porque salió su imagen, su cara y  su nombre. No me extrañaría que me buscara para que yo no haga ninguna denuncia. Ya que esa es su única intención, no le interesa pensarse las cosas.

Wxxxxxx Gxxxxxxx  Sxxxxxx  Hxxxxx me escribió, y me dijo: perdóname por todo lo que te he hecho…y yo ¿cómo?,  le respondí: pues qué triste que ni siquiera te  acuerdes de que fue lo que me hiciste. Ese mensaje me sonó así: ay te pido disculpas por todo, por si algo. Y yo siento que ellos están en esa tónica. 


Existe cierto tipo de violencias que se dan propiamente en el ejercicio del trabajo organizativo. Aún hoy, vemos con gran preocupación cómo al interior de organizaciones sociales se perpetúan ciertos poderes simbólicos invisibles. 


Estos poderes se enmarcan en una cofradía que avala desde el silencio y el supuesto desconocimiento, comportamientos de sabotaje, chantaje, manipulación, mentiras e imposición de ideales. El trabajo político que no sea celebrado por dicho líder, es desmeritado y se le resta legitimidad ante el grupo de la organización. Su voz es más legítima que la de cualquier otra persona. Lo simbólico pasa por permitir que no sean objetados o puestos en cuestión los discursos, acciones, decisiones, planeaciones, proyecciones o estrategias que determina un/varios líderes, simplemente porque su figura y palabra representan el arquetipo de un caudillo, dicho en otras palabras la figura de un mesías. 


En últimas, una contra-conspiración puesta en marcha hacia dichos integrantes que no están de acuerdo, o hacia acciones que no estén enmarcadas en los propósitos de dichos líderes.  Logran dominar, ordenar y manipular, no solo a las personas que integran las organizaciones, sino también, las acciones que desde allí se pretenden desarrollar.


A propósito menciona Antonia en su testimonio: 

Mxxxxxxx Rxx  y yo tuvimos diferencias muy grandes en torno a la “disciplina”, la “verticalidad”, las “orientaciones” y generalmente yo estaba en desacuerdo con su autoritarismo, falta de empatía, intransigencia y grosería. Pero eso pasaba antes de que nuestra relación de pareja terminará, después de nuestra ruptura, la dirección de la organización (que eran todos hombres, solo había una mujer) desmeritó cada una de mis críticas y aportes, considerando que mis inconformidades y sugerencias se debían únicamente a lo que denominaron “incapacidad para asumir que mi relación se había terminado” me llamaron “resentida”.


La violencia simbólica retoma los estereotipos construidos alrededor del ser mujer, y los utiliza como herramienta para justificar las agresiones, y se une casi que de manera indeleble, a las premisas que exaltan la violencia política.


Dice María José en su testimonio:

Muchas veces sufrí violencia por ser mujer… simplemente te dicen que eres débil, que ellos te van a salvar, que nadie más que ellos tienen la razón, si quieres preguntar no te dejan y dicen: yo pregunto por ti. Es esa violencia que te dice: eres mujer y por eso no eres capaz de nada… En muchas ocasiones me sentí muy mal conmigo misma, porque yo no era esa mujer que llevaba un montón de años organizada, y mi familia no hacía parte del movimiento social y político. Yo solo era la practicante. 


En esa medida se pasan por alto todos estos ejercicios de violencia política, que se justifican en nombre de lo simbólico: eres mujer y por eso no puedes liderar o tomar decisiones. Tus ideas son mejores si las lidera y propone el caudillo, el carismático, el hombre. Tu sexualidad está determinada por los límites de la moral patriarcal, etc.


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Muchas mujeres en medio de estas experiencias de violencia, pueden quedar atrapadas en un ciclo continuo de violencias, del cual cuesta muchísimo salir. Esto se conoce como: atrapamiento, y básicamente es el enganche psicológico que puede darse en una experiencia de violencia (18). 

Fuente: Guía para la Atención a Mujeres Víctimas de Violencia de Género del Instituto Canario de Igualdad.

Tal como lo menciona el Instituto Canario para la Igualdad (2011) Continuar la relación o volver con el agresor son dos de las cuestiones que más incomprensión generan en torno al fenómeno de la violencia de género (19) Es importante reconocer que cada mujer tiene su propio proceso de reconocimiento y conciencia de los hechos violentos, requiere su propio tiempo y ritmo. Dicha incomprensión puede que muchas mujeres  generen sentimientos de culpa y aislamiento con sus círculos sociales, familiares, laborales, de estudio, etc.

Existen tres procesos que dificultan la comprensión, el reconocimiento y la respuesta a la violencia de género, estos son: la invisibilización, la legitimación o justificación, y la naturalización de la violencia (tolerancia social) (19).


Escenarios de riesgo

Fiesta y Alcohol

Testimonio de Maria Jose: 

A mí lo que  me salvó muchas veces de verme expuesta a situaciones de riesgo, era que yo vivía muy lejos, y nunca me podía quedar tan tarde en Usme. Cxxxxx Bxxxxxxx Vxxxxxx  siempre buscaba los espacios donde pudiéramos quedarnos un poco más extraoficial, y que hubiera tragos, bailes. Se veían escenarios donde la farra y el trago eran el espacio perfecto para las violencias.

Leyendo la denuncia una se da cuenta que ella describe muchos escenarios donde había licor. En esos espacios de tragos se ven muchas situaciones de abuso y violencia. Yo reflexionaba: nunca me pude quedar muy tarde en esos espacios y  Cxxxxx Bxxxxxxx Vxxxxxx, siempre me decía: quédate en el espacio, quédate después de la cerveza… quédate. ¿Pero por qué   insistía tanto?!  Claro, ahora lo entiendo, esa era la manera… como yo vivía lejos, me tenía que ir temprano, y no podía tomar casi. Me tomaba una, pero no me tomaba tres… porque me tenía que ir, además estaba en un tratamiento que no me permitió tomar una gota de licor por casi  un año.

Nunca se prestó el espacio conmigo, pero si yo me hubiera podido quedar, claramente habría sucedido. No lo dudo ni por un minuto. Porque ese es uno de los lugares más recurrentes donde ellos operan. Así tal cual se narra en la denuncia, estoy segura que así era como pasaban las cosas.

Yo veía esto no solo en la Plataforma Social Usme, sino en muchos otros que se manejaban así en Marcha Patriótica. Cuando yo vi esas mismas prácticas el primero de mayo, dije: “esto es una mierda”.  

Recuerdo una vez un espacio donde salimos de una reunión y nos fuimos para la casa de una chica, ya no recuerdo quien era, empezamos a tomar y yo veía que todos bailaban así súper sexosamente, no sé cómo decirlo. Y el man empezó a bailar conmigo, pero empezó a respirarme muy aquí (señala el cuello), a tocarme en partes del cuerpo que me hacían sentir muy incómoda, y yo pensé: uy, uy, o sea esto se está colocando difícil, entonces yo les decía: no, ya me tengo ir. Muchas veces hasta le decía a mi mamá: llámame, y ella me llamaba de inmediato y decía: Véngase ya para la casa. Y yo le mostraba el mensaje a Cxxxxx y le decía: no mira, me tengo que ir ya. Y yo pensaba: necesito pedir un Uber, un taxi, lo que sea, porque el man era como: no, te llevo. Y yo: no, no, no, tú estás tomado, tranquilo, deja así. Porque claro, esa moto le ha facilitado muchas cosas. 

***

Yo me hablaba mucho con Cxxxx Sxxxxx, él también intentaba estar pendiente de todo el proceso, sin embargo, en muchas ocasiones ¡intentó besarme! Aunque mi respuesta siempre fue NO, y le repetía: ¡NO, te estás equivocando! Cxxxx era demasiado insistente. Y su táctica siempre es como por debajo de cuerda,  actúa muy caballeroso y usa palabras como: Señorita, cómo me le va, señorita cómo ha estado… intenta mostrarse como alguien muy educado.

Con el tiempo pensaba… ¡mierda! todas las chicas que llegaron de La Salle, estuvieron con personas de la plataforma, relaciones formales o clandestinas. ¡No dejan ni una sola viva! Es un esquema muy bien marcado… Cxxxxx era de los comentarios: esa chica (practicante) aguanta, pero como es del pana, entonces no se toca. O si me da papaya sí.       

Siempre que entraban chicas de La Salle pasaba esto.


Testimonio de Sara:
Beber con compañeros de lucha se convirtió en un escenario hostil para muchas de nosotras. En mi caso, ya no encuentro un lugar seguro en donde pueda hacerlo.

No recuerdo la fecha exacta, pero ya han pasado varios años. Un amigo me invitó a tomar algo en la Marichuela. Recuerdo beber demasiados cócteles. Me sentí muy ebria, pero mi amigo dijo que podíamos ir a la casa de él, queríamos beber. Si mi memoria no falla, éramos cuatro personas. Llegamos a la casa de él y no creo que haya pasado mucho tiempo luego de beber un poco, y me quede dormida en la esquina de la cama junto a la pared. Cuando me desperté él estaba encima de mí teniendo sexo  conmigo. Inmediatamente lo retiré y empecé a llorar mucho, y él solo decía "recuerda que no hicimos nada que tú no quisieras".


Whatsapp

Testimonio de Luisa:

Supongo que esta no es de las historias que sea muy rara de escuchar en un contexto como estos. Pero iniciaré relatando lo que ha sido para mí una de las experiencias más complicadas para solucionar en medio de mi vida. Si, sucedió en la Plataforma Social Usme. Para aquella época, acompañaba procesos en las bibliotecas. Allí me unieron mil cosas, entre ellas, las personas de la comunidad y por supuesto, los afectos tejidos con una organización que también, en sus buenos momentos, me enseñó y a su vez, el ideal que todos tenemos al estar allí y es precisamente, transformar la indigna realidad del sur de la ciudad.

Los días empezaran a complejizarse cuando uno de los líderes de la organización, con mucha experiencia él y con una imagen admirable para otros, empezó a enviarme mensajes inadecuados por WhatsApp, diciéndome lo linda que me veía o preguntando por mí a mis demás compañeras montando su brazo en el mío, preguntando por mi vida sentimental, mirándome de forma morbosa y haciendo comentarios alusivos a lo sexual. 

En esa época no supe cómo manejar las cosas para frenarlas. Lamentablemente, pensé que nadie me creería, pues es que no era cualquier líder. Era uno muy importante, y yo simplemente, un miembro nuevo e inexperto. Temí en ese momento a que me culparan y que no me creyeran, y la situación pasó inadvertida, ya que no lo dije. Tiempo después y consultando con su compañera y otras personas, tristemente, se repetía el patrón: un discurso muy bonito y unas acciones públicas muy llamativas y en lo privado, son personas violentas. 


Espacios de toma de decisiones

Testimonio de Sofía:

La participación de las mujeres se limitaba al tipo de relación que teníamos con los compañeros de la coordinación de la organización. En mi caso puntual, tuve un vínculo sentimental con uno de los compañeros que hacía parte de la coordinación de la organización (vínculo que inició después de mi ingreso a la organización) y cuando la relación estaba en buenos términos yo era invitada a espacios de socialización, coordinación y hasta de toma de decisiones, pero cuando esa relación terminaba yo era totalmente invisibilizada por él y por los demás compañeros y compañeras de la organización. Es decir, no se valoraba nuestra participación en términos políticos sino únicamente estábamos ahí por ser compañeras de X, o Y compañero.

Cuando soy consciente de que ese rechazo proviene por mi relación con él, empiezo a tener reacciones y a evitar estar en reuniones donde iba a sentir esto, además porque eran espacios donde él, sin el menor cuidado conmigo, se manifestaba demasiado cariñoso con otras mujeres (en el mismo lugar donde yo estaba), y ante mis reclamos, la respuesta era que él debía hacer esas cosas porque el trabajo político y de relacionamiento lo exigían. Esta persona constantemente me mencionaba que podía estar con mujeres más lindas, inteligentes y formadas políticamente que yo (comentarios que en ocasiones hacía en público o en reuniones donde la respuesta de todos era las risas), pero decidió estar con una persona como yo insinuando que se había conformado conmigo y que debía estar agradecida. 


La organización

Testimonio de Antonia: 

Evidencié que ninguno de mis aportes dentro de las discusiones era tomado en cuenta, o que se burlaban de lo que proponía o discutía. Yo no era solo una persona que hacía trabajo dentro de una organización, el rótulo pareja – expareja de Mxxxxxxx Rxx justificó una dinámica en la que no se valoraba mi opinión, sino que se minimizaba, se infantilizaba, se ridiculizaba. 

(...) Una compañera y yo, conformamos un espacio de encuentro, de dispersión con otras mujeres de la PSU, eran espacios en los que queríamos estar solas. Entre otras, estaban  unas 5 mujeres que tenían relaciones afectivas dentro de la organización, y queríamos contarnos cómo nos sentíamos, es triste recordar que sus relaciones eran igual de abusivas que las que yo había tenido. 

Muchas veces nos encontramos en la sede de la PSU y bebíamos alcohol mientras departíamos, o salíamos a bares después de las reuniones. Por hacer ese tipo de cosas, la organización nos decía a nosotras y sobre todo a mí, que yo estaba promoviendo el alcoholismo dentro de la organización con las mujeres, y que la razón de mis actos era el resentimiento, nos llamaron El club de las despechadas.

Ese tipo de comentarios y persecución, hizo que yo me aburriera; porque la organización ya no era un espacio seguro. La organización era el espacio de Mxxxxxxx Rxx, el espacio que cuidaba a Mxxxxxxx Rxx, con una cantidad de hombres en el lugar de dirección, quienes pensaban todos igual, a pesar de que veían los niveles de violencia de este y otros hombres. 

Nadie puso su postura, nadie dijo nada. Todo pasó. Lo normalizaron. La respuesta siempre fue él es así, nosotros no nos metemos, arreglen ustedes, en sus casas. Nunca me sentí apoyada por la organización. 


Testimonio de Katherine:  

Yo no veo a la gente del colectivo como cómplice, o no lo siento de esa manera, pero tampoco se actuó, tampoco se hizo nada; las personas del colectivo que eran cercanas a mí, me ofrecieron su  escucha y apoyo, pero como organización y colectivo, no se hizo nada.

Las discusiones en el colectivo alrededor del género y cosas así empezaron a ser más intensas y frecuentes; y Cxxxxx Qxxxxxxx Mxxx salía con unas cosas parce, y a mí me daba rabia, yo decía: ¡cómo puede hablar de género cuando él hizo esto!, ¡cómo puede hablar de los hijueputas manes, cuando él también es un hijueputa! ¡Me da mucha rabia! Entonces el ambiente empezó a ser siempre muy tensionante con todos. Ellos se quedaban callados y yo le echaba indirectas  a  Cxxxxx Qxxxxxxx Mxxx

(...) Empezó el tema de la pandemia y ellos no se daban cuenta, nunca se dieron cuenta, pero siempre que Cxxxxx Qxxxxxxx Mxxx hablaba o decía algo, yo me ponía mal,  me ponía a llorar, y un día les dije: no puedo más… y me dolió mucho, porque yo no quería irme del colectivo, y les dije: no sé qué pasa, no sé qué siento, pero yo no quiero estar más acá.

Me salí del grupo del colectivo del Whatsapp y les dije que necesitaba tiempo. (...) Todo lo que pasó con Cxxxxx Qxxxxxxx Mxxx a mí me ha dado muy duro, y no puedo estar en un mismo espacio con ese tipo. Yo no quería estar más ahí, no quería saber nada más de él, me sentía muy mal; y me dolía en el alma, porque yo pensaba: ¿por qué soy yo la que se tiene que ir y no él? Y yo amo a la gente del colectivo, entonces era muy duro, fue un proceso súper difícil.

Modus operandi


Todo agresor tiene siempre una estrategia. Los hombres que ejercen actos de Violencias Basadas en Género en el marco de las organizaciones, comparten múltiples características, no solo personales, sino también, comportamentales. Interiorizan y reproducen los mismos libretos, políticos e ideológicos. Entre otras cosas, se podría decir que el modelo de masculinidad dominante en estos espacios se perpetúa en el tiempo gracias al relevo generacional, que es sustentado en los padrinazgos políticos, la formación y respaldo de los cuadros políticos.

En este apartado, encontrarán algunas pistas para identificar esos modos y libretos que utilizan los hombres de organizaciones de izquierda para ejercer todo tipo de Violencias Basadas en Género; esta información la hemos obtenido de los testimonios recopilados, son las mujeres quienes narran y analizan este contexto. 




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