Por:
Sandra Gómez
James Urrea
Santiago Vanegas
Julien Dimate
Wilmar Buitrago
Antonio Arango
Escuela de medios sin comillas 2022
Mesetas
En el Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (AETCR) Mariana Páez del departamento del Meta, alrededor de cuarenta familias viven en casas de estructura muy frágil, hechas con un material poco resistente a la humedad, al calor, a los sismos y que hoy presentan serias afectaciones. A pesar de ello el gobierno nacional sigue sin brindar una solución.
El acuerdo de paz entre el gobierno nacional y las Antiguas FARC – EP, firmado en el año 2016, contempló garantías para una adecuada reincorporación. Entre los puntos del acuerdo final está el número 1, el cual habla sobre la reforma rural integral, y exactamente el 1.3.2.3 estipula garantías para la vivienda digna. Allí se establecen algunos criterios como: subsidios para vivienda, soluciones tecnológicas apropiadas y participación activa de las comunidades.
Hoy, pasados más de 5 años de la firma, hombres y mujeres firmantes del acuerdo no gozan de una vivienda digna. Este es el caso de al menos 280 personas del Centro Poblado Mariana Páez, ubicado en la vereda de Buenavista a una hora de Mesetas, quienes continúan viviendo en casas que fueron pensadas como transitorias hasta el 2019.
Según estudios como el de Del habitar en la selva a la construcción de paz. Vivienda para la transición y el desarrollo colectivo de comunidades en proceso de reincorporación, las viviendas fueron construidas con láminas de fibrocemento (Dryboard Toptec Colombia), perfiles metálicos (acero galvanizado) y tejas de fibrocemento (Eternit), los cuales son materiales que pueden afectar la salud a largo plazo.
Con esto concuerda Yulis Cabana, enlace territorial del Centro Poblado Mariana Páez Mariana Páez, al ser de material prefabricado, el agua y el sol lo han deteriorado, por esta razón se inunda, se provoca mucha humedad y con ello se han formado hongos que producen enfermedades a las personas.
Además, usted pasea por el espacio y las puertas ya no sirven, las eterboard ya no sirven, el zinc o se la teja tampoco sirve porque es de plástico y esa teja a tanto sol se cristaliza y ya no sirve, según cuenta Edison Fajardo, miembro del consejo político del Centro Poblado Mariana Páez. Por lo que las mujeres, hombres, niñas y niños del Mariana Páez, también enfrentan otros riesgos a su integridad relacionados con las estructuras de sus viviendas.
La eterboard es una lámina que cuando se moja pierde solidez y según las especificaciones técnicas se deforma, se hincha y se vuelve vulnerable a cualquier golpe o catástrofe natural. Así quedó demostrado el 24 de diciembre del 2020, cuando el centro poblado fue sacudido por un fuerte sismo que dejó serias afectaciones en las casas y algunas estructuras comunes. Agrega, Fajardo, eso del sismo fue complicado, duró unos meses habiendo réplicas y nos afectó el tema de las viviendas y las pertenencias que había adentro.
En palabras de Luis Antonio Ramos, técnico campamentero del espacio territorial, para ser óptima la vivienda, las paredes deberían ser de bloque y las puertas de hierro. Sin embargo, así se cambiaran los materiales, el problema más urgente tiene que ver con la tierra.
Puesto que además se relaciona con la capacidad productiva de la población del Centro Poblado Mariana Páez, porque como explica Edison Fajardo, si hay tierra para los proyectos, nosotros podríamos generar algo que nos de sostenimiento dentro del territorio, pero en estos momentos no lo tenemos. Y añade que muchos de los proyectos han quebrado por el alto costo de los arriendos, como fue el caso de Porcipaz del NAR Simón Trinidad.
Si bien las cifras varían de una fuente a otra, la ONU estima que el gobierno ha comprado alrededor de 10 terrenos de los 24 Antiguos ETCR, y se ha comprometido a comprar tierra para otros 8 en el 2022. Cuatro antiguos ETCR que esperan hoy compra de tierra requieren una reubicación urgente debido a la inseguridad.
En el Centro Poblado Mariana Paez, y como lo confirmó la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), se viene implementando junto con los líderes y lideresas la ruta y estrategia de normalización, la cual comprende la identificación de predios, el estudio jurídico, técnico, ambiental y de la vocación del suelo para llegar finalmente al proceso de compra.
Según las autoridades del Mariana Páez, en estos momentos hay dos procesos que se están llevando a cabo para solucionar el tema de la tierra:
Si bien esta tierra es un baldío para la ARN y no se puede comprar, para las autoridades del Mariana Páez, según una revisión fiscal, este predio fue adjudicado en la década de los 80 antes de la expedición de la ley 160 de 1994, y fue comprado 15 años después, en el año 2006, por lo cual no entraría en la prescripción de terrenos baldíos.
Es por esto que el Centro Poblado Mariana está a la espera de la aclaración sobre la denominación del predio, al igual que de las determinaciones del Gobierno Petro quien afirmó que iba a adjudicar baldíos a campesinos.
En estos momentos el Centro Poblado ha optado por avanzar en ambas rutas para solucionar la adquisición de la tierra.
A pesar de esto, la gente sigue cruzada de brazos, ya que no tiene garantías ni siquiera para realizar mejoras autogestionadas en sus viviendas. Como las instituciones no garantizan la tenencia de la tierra a futuro, quienes habitan el Mariana Páez temen invertir y perder su plata.
Cabana, enlace territorial del Mariana Páez, afirma que, primero vamos hacer el trabajo encaminado a que nos adjudiquen los predios para poder construir la vivienda, y ya en un segundo paso, construir la vivienda, pues si no hay tierra no se puede hablar de vivienda digna.
En el marco de la Semana de la Juventud en la vereda La Pedregosa, en Cajibío, Cauca, niños y jóvenes de entre 7 y 35 años se animaron a reconocer a algunos líderes de su territorio que han despertado su interés por las artes.
Hoy, a casi un año del traslado del ETCR Mariana Páez al municipio de Acacías, Meta, son alrededor de 250 personas las que le apuestan a la construcción de paz. Solidaridad y resiliencia son las palabras con las que la comunidad define su unión.
A través de una serie de talleres, este grupo de jóvenes se propusieron construir desde cero las estrategias de comunicación de cada una de sus iniciativas y colectivas poniendo en el centro la defensa de los derechos humanos en sus territorios.